Sunday, February 1, 2009

Asesinan al Príncipe del Rap


(Este post contiene descripciones sobre la trama, y particularmente la conclusión, de la película Seven Pounds.)

Anoche me mataron al príncipe del rap. El culpable fue Tim Thomas, quien después de agredirlo por más de hora y media, lo asesinó de un suicidio.

Debo confesar que siempre me había preguntado por qué los actores tienden a limitarse a ciertos géneros, por qué no es tan común ver a un comediante haciendo roles más oscuros.

Al principio pensé que Chris Gardner, el personaje principal de The Pursuit of Happyness (así con i griega), había susurrado la posibilidad mezclar géneros. Sin embargo, Garder no es más que un príncipe del rap viejo, ya metido en problemas, pero siempre optimista y hasta payaso. Chris no es un homicida.

(Además, cómo podría dejar sabor amargo una película en que uno de los personajes sea encarnado por el actor que hace la voz de Homer Simpson y al final de la película aparezca el auténtico Chris Gardner cruzándose camino con su personaje?)

Distinto sucede con Tim Thomas, personaje de Seven Pounds, la más reciente película del actor Will Smith. Durante toda la trama, Thomas se la pasa odiándose a sí mismo, dejando un sinsabor de tristeza y odio a sí mismo (las antípodas de Bel-Air). Pero lo realmente brutal es el desenlace de la película. Para alguien que siempre vio en El Príncipe del Rap un tributo a la vida, verlo suicidarse aunque sea con otro nombre y en otra historia, siempre va a ser demasiado traumático.

En principio uno podría pensar que la actuación de Will Smith en Seven Pounds lo termina de consolidar como actor y lo catapulta a las alturas mismas del Óscar; pero para los que lo conocimos en El Príncipe del Rap y siempre vimos algo de esa chispa adolescente en todos sus otros personajes, la última encarnación del actor nos arrebató algo que ya sentíamos nuestro: inocencia. Al menos, así pienso yo.

La matanza realizada por Thomas va más allá de un accidente de tránsito y se convierte en una respuesta horrible pero contundente a por qué un actor debe limitarse a ciertos géneros.

En mi mente, el príncipe del rap no será más un adolescente ingenuo, graciosaménte ridículo y sobre todo deseoso de vivir. Anoche algo pequenito pero esencial se quebró. Los demás quizá no lo noten, pero yo sabré que el príncipe del rap está muerto.

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